jueves, 7 de junio de 2007

obras cumbres

entonces, no podremos seguir en la noche si antes no desaparecemos por completo.

y mientras desperdiciaban apuntes, otros se encargaban de subsumirlos en un espacio sin huecos.

suavemente, sonreíamos.

siempre que un murmullo asegurase nuestra constelación.

pero sólo pretendíamos favorecer una sequía de piel.

como si no supiéramos que mañana iríamos a morir; como si no lo supiéramos.

duros como el cristal, debajo de todo, se despedían hasta de las propias sombras.

manipulaciones absurdas, el desafío de lo inmediato, un pequeño detalle a decidir en el camino.

una irrealidad de la inmanencia que pronto se iría a evaporar.

macetas frágiles, sobre el balcón: macetas suicidas.

forjar la complejidad, para comer las cenizas.

quizá abjuremos de la luna y del cuerpo; quizá nos bañemos en huellas de ilusión.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me acorde tanto de un autor que quiero mucho.

Por un momento pense que estaba vivo....

...quizas lo este y use otro sombrero...

Anónimo dijo...

Yo por la forma en que está fraseado, me acordé de cuando jugaba a poéticos cadáveres exquisitos.
COn gente heterogenea y con sólo la última palabra, salian cosas hermosas.