miércoles, 24 de octubre de 2007

Educaditos

El fanático lector de las jirafas sabrá que este no es el post original, pero no importa, ahorremos comentarios innecesarios. Habían las jirafas creído oportuno compartir con vosotros su material de lectura. En esa oportunidad los invitaban a leer dos grandes obras:

LA CONJURA DE LOS NECIOS (de John Kennedy Toole)

y

FLORES ROBADAS EN LOS JARDINES DE QUILMES (de Jorge Asís)

Las dos obras completas pueden ser descargadas haciendo click en los títulos. Sin más.

Muy atte.

jueves, 18 de octubre de 2007

parque cívico

Como todavía no sé cómo llegué a esto, intentaré recapitular mi vida. A partir de ahora en más compartiré con vosotros mis más grandes experiencias de pequeño. Las que han determinado que esté así. Hoy: Los juegos del Parque Cívico.

Uno de los más grandes golpes que me di de niño fue en el múltiple de los juegos ubicados al lado del Parque Cívico de Berisso; parecido a una plaza, en realidad es un sector del Parque donde se ubican las hamacas, la calesita, los sube y baja, los aros, la pequeña calesita para cuatro y el mencionado múltiple.

Ese golpe que me di pudo haber determinado que yo quedará así de bobo o así de brillante, todavía no terminó de saber si es que me acomodó un par de ideas, o si directamente las desafectó por completo. Si quieren les comento como fue, sí? Bueno, resulta que estaba yo en lo alto del múltiple, el que no sabe lo que es, que lo imagine porque no pienso explicarlo ahora (dudas => salgan a la calle viejo). Estaba yo en lo alto, y no iba a bajar por el tobogán porque mi hermano mayor había bajado por lo que en su momento fue una trampa de redes de cadena, ahora no sé en que estado estará, pero no me dispersen, lo único que recuerdo es que en ese momento no había nada, un par caños, con ganchos, cero cadenas, vacío y tres metros de altura apróximadamente.

Mi mente es extraña, dicen que los recuerdos son construcciones, los míos se construyen a partir de instantáneas, recuerdos viejos y nuevos, imágenes que creo recordar, reales o soñadas, se me presentan como fotografías que yo tengo que unir con nexos causales aunque muchas veces no recuerde cómo ni por qué. Los recuerdos que tengo de esa tarde son: Una imagen de mi humanidad arriba del múltiple, otra en el suelo con la pera rota, otra en un negocio que en su momento creo que era una heladería, con una servilleta de papel, la pera rota y un vaso de agua. Y me acuerdo de mi abuela, en su mundo, no sabía cómo hacer para explicarle a mi madre que otra vez su nieto bobo se le había lesionado. Eso lo entendí más tarde, en ese momento estaba pensando en helados creo, o tal vez en las circunstancias de esa heladería, en mi precariedad, en lo precario del mundo exterior.

Nunca supe manejarme con lo que sucedía fuera de mi casa, nunca entendí a mis compañeros de grado y por eso nunca más volví a verlos después de terminar la primaria, salvo a uno, por un año. Nunca entendí a Berisso y creo que tampoco nunca entendí a la Argentina, luego me di cuenta que en realidad no entendía al hombre. En mi burbuja, mientras tanto, creía que mi casa era el mundo y que en realidad mi vida y mi visión de las cosas, era casi igual a la de todos.

A mis compañeros cuando venían a mi casa y me decían de jugar a algo o ir a la calle, les decía “podemos escribir cartas, armar rompecabezas”, tenía doce años, un enfermito, a los once lo hice anotarse conmigo a un compañero en un taller de literatura, ay! Me dan ganas de compartir con vosotros uno de mis primeros escritos!!! Pero no.

En esa misma plaza mi abuela perdió en otra oportunidad su billetera, junto a la muchacha que vendía garrapiñadas, su hermano años más tarde cursaría conmigo sexto o séptimo grado, Daniel se llamaba, me decía ET porque yo solía desarticularme los huesos de la mano, Daniel, sí, también me decía marciano, él y su familia tenían el monopolio de la garrapiñada en el Parque. Una vez me cambió un sellito verde de garfield que seguramente no era suyo por una tarea y una lapicera mía. Imaginé que era un buen negocio y accedí a realizar la operación. Su hermanito menor, nunca me cayó bien, era salvaje y federal, me daba miedo, siempre fui un maricón, ah sí sí, en ese entonces éste bárbaro (hoy sería una dulzura) fajaba a un amiguito mío. Era rara esa época, uno nunca sabía por qué pero había días en que te surtían y sin necesidad de causa. Aunque causas siempre hubo.

En cuanto a la calesita, la verdad es que todos los recuerdos que tengo de ella son extraordinarios, sí sí, era una gran calesita, un gran calesitero, abuelo de un amigo de mi hermano, una de las pocas personas de Berisso que recuerdo con una mezcla de alegría y nostalgia, cómo me hizo creer ese buen hombre que yo realmente era capaz de obtener la sortija por mis propios medios, es sencillamente sublime. Yo me creía un verdadero dios de la calesita, un pelotudo, niño, feliz en el mundo abstracto.

martes, 16 de octubre de 2007

Personajes

Fin de la conversación telefónica:
-Pasa que somos tan reales que la gente nos ve como personajes, por eso nunca seremos tomados en serio - dijo ella.
-Es verdad, nunca lo seremos, pero no estoy tan descontento con eso - dijo él.
-Y bueno, seguiremos siendo putitas.
-Seguiremos.
-Te mando un beso.
-Te quiero mucho.


En la heladera de ella está el champagne. Un regalo que iba a ser compartido. Pero antes estuvo el vino, la cerveza, el cigarrillo de marihuana y el amor que se amoldaba con la música y se burlaba de la televisión. Esto es un buen momento, pensó ella. Tampoco necesitaba decirlo, estaba a la vista. La misma sed lo demostraba. La sed de los que no tienen miedo a morir, sino la de los que tienen miedo de no poder vivir ni un poco. La sed era grande, pero también lo fue la abundancia. Fue grande por lo sorpresiva. La abundancia siempre la sorprende: no la conoce, no la vive, pero a veces la experimenta. Es por eso que se mostró agradecida. Lo decía su cuerpo, su boca, su armada y también su redención. Los ojos de ese que había traído el champagne también se mostraron agradecidos, tal vez porque sabía lo que era la abundancia, pero no había conocido a nadie que la disfrutara tanto. Entonces el champagne quedó para otro momento, la sed ya había sido satisfecha, pero también la botella en la heladera oficiaba de símbolo para un nuevo encuentro en el que sí compartirían el regalo.



El se topó con Verónica, o tal vez con Veronika, suena más extranjero, más glamoroso, más exótico. En realidad Verónica o Veronika es un nombre lleno de libertad para mutar por el simple motivo de que es falso. Verónica o Veronika responde a un nombre masculino, según lo dice el Documento Nacional de Identidad. Pero ni su voz o mucho menos sus caderas se identificaban con ese nombre elegido por sus padres y escrito por un empleado público de vientre abultado. La sed de Verónica (o sus variaciones que no volveré a mencionar) lo llevó a él a encontrarse con su propia sed: la de ser otra persona. Verónica pedía a gritos esa semilla de maldad para enfrentarse con un mundo un tanto más grande que el de su propia casa. Parecía ofrecer su espalda para el duro látigo de la palabra y así convertirse en esa mujer que tiene las riendas, pero no las muestra. Para cada insulto de él y también para cada elogio, la respuesta de Verónica se mantenía uniforme: cómo me calentás.



Cuando ella se encontró con él, se creía salvada. No podrían estar juntos porque ambos habían elegido el mismo camino. Pero al menos él daba hasta lo que no tenía y ella también. El vivía de forma intensa, y en eso también coincidían Pero por sobre todas las cosas él podía verla tal cual era. Siempre le parecieron antipáticos los que vieron sólo los defectos o sólo las virtudes. Incluso en muchas ocasiones esas dos clases de personas se alojaban en un mismo hombre, sólo que en etapas distintas. Virtudes en la idealización. Defectos cuando la mujer se hacía carne. Pero con él no pasaba eso. De una manera insual se sintió amada. La carencia no volvería a entrometerse en el banal camino de la vida. Lo importante ya estaba de su lado. Por eso, con la ayuda de él y con el pensamiento en blanco, le dió la bienvenida a ese otro que le trajo el champagne.

Alemán, 30 años: un CK One versión limitada, cítrica, para el verano. Alemán, 40 años: una caja de bombones en forma de corazón y la obra de Göethe en su idioma original. Inglés, 33 años: una lapicera Mont Blanc. Argentino, 25 años: un cristal de murano. Estadounidense, 42 años: un compact grabado y una carta con una excusa estúpida. Este es mi rincón de los recuerdos, como verás, soy una putita, dijo él. Creo que voy siguiendo tus pasos, dijo ella al recordar el champagne. Una botella llena que esperaba la sed de un llamado, un elemento para construir el propio altar. Pensó que un regalo es la mejor manera de dejar la última huella cuando no se vuelve y recordó a ese que lo había traído, para el cual el momento también había sido bueno. Parece que te los cogés muy bien, dijo ella al reír, cuando en realidad pensaba: también reconocen la sed en vos.

A veces pienso que los hombres que tuve no salieron conmigo porque le gustaban mis tetas, salieron conmigo porque más bien me las envidiaban, dijo ella. El comenzó a reír. Hablo en serio, las tetas son una gran metáfora, pero bueno, siento que codiciaban ese rasgo mío que también veo en vos. ¿Qué rasgo? La intensidad con la que vivo las cosas. Bueno, la gente está muy aburrida, dijo él. ¿No te parece que nada es real en estos tiempos? ¿Por qué lo decís? Porque las cosas se sufren hasta ahí y se disfrutan hasta ahí, pelear no significa nada, crecer no significa nada, luchar no significa nada, coger no significa nada, amar no significa nada. Es verdad, la belleza y el amor están muy devaluados y la inspiración de muchos se transforma en la vergüenza de nuestros tiempos. Tal cual, y lo peor de todo es que por ser una persona real te tildan de personaje. Tal vez denominan personaje a todo lo que no es usual. Ambos se quedaron en silencio por unos segundos ¿Sabés que pienso?, dijo ella ¿Qué? Que el amor de los hombres a veces tiene demasiadas cosas en común con los celos de las mujeres. No pienses así, pero contame de tu vida ¿tomaste el champagne? No, no entiendo por qué no llama, él no tiene nada que envidiarme.

Tengo miedo de que Verónica me deje, dijo él. No te va a dejar. Es que no puedo sostener siempre una impostada maldad, el otro día me puse a llorar después de que me regaló una camisa, me sentí mal y é dijo que no tenía sentido, que quiso hacerme ese regalo. Claro que quiso. Pero yo le dije que el regalo de él, como todos los demás, eran inducidos. ¿Y qué te dijo? Nada, se puso a llorar también, es que cuando lo conocí quise saber que era estar del otro lado, del lado alemán, estadounidense, inglés; muchas veces estuve en su situación y ví en su cara inexperta la oportunidad de redimirme. Pero ahora te estás dando cuenta que siempre quisiste un par, que no querés que te basureen, pero tampoco querés basurear. Tal cual, y si quiebro, tengo miedo de que me deje, él dice que no, pero yo sé que sí; la verdad a veces es difícil de asimilar, pero me cuesta sostener este personaje todos los días.

Antes del fin de la conversación telefónica:
-Che, te dejo porque Verónica está mirando el piso con cara de tristeza.
-No te dejes engañar, te mira el bulto.
-No te creas, tenés que mirarle la cara de chica enamorada entristecida porque no la miro durante la caminata.
-Te estás convirtiendo en un pollerudo.
-Puede que sea real, pero mejor te lo reconozco cuando nos veamos.

jueves, 11 de octubre de 2007

Buenos Aires

Aún no estaba seguro sobre qué iba a tratar, pero sin duda ése era el nombre que debía tener. Espéreme un momento joven, creo que lo tengo por acá, entre estos libros, a ver, sí, acá está, tomé, léalo, sí, ahora, cuándo si no, jamás lo publiqué ni pienso hacerlo, eso es lo primero que escribí en mi vida, lo más difícil quizá, y eso me lo llevo a la tumba, usted es el primero en leerlo, pero eso no me preocupa, confío en su silencio, o en el arte de su reproducción, en todo caso. Regreso enseguida, mientras tanto, léalo.
“Solos en pleno ascenso hacia la colina en la que estaba su casa Anselmo jamás iba a pensar que a mitad de camino su esposa moriría de un paro cardíaco así sin más de improviso y tampoco Anselmo imaginaría que en el momento en que le dejara de latir el corazón su mujer caería hacia atrás quizá llevada por el peso de las bolsas de patatas que cargaba en su espalda y comenzaría a descender en un sin fin de vueltas hasta que un camión que venía en ascenso le pasaría por encima como si no hubiese atravesado más que un simple desperfecto del asfalto para luego esparcir partes de su cuerpo y de su sangre por todo el cemento. Anselmo jamás imaginaría ser testigo privilegiado de todo eso así como su esposa Felisa nunca pensaría que esa misma mañana cuando se preparaba para bajar al pueblo a realizar las compras de la semana junto a Anselmo iría al establo y se encontraría con su hijo Francisco dormido desnudo y abrazado junto a su tío el hermano de Anselmo Rodrigo que estaba en las mismas circunstancias que Francisco su sobrino el hijo de su hermano. Mucho menos iba a pensar que en ese preciso instante en que ella entraba al establo Francisco abriría de a poco sus ojos marrones claros y la vería a ella de pie en un silencio inmóvil y abrupto y notaría cómo de los ojos de su madre descenderían dos lágrimas indiscretas tan abruptas y tan inmóviles como el silencio. Tampoco debería haberse imaginado que así como se despertaba su hijo también lo haría su cuñado sólo que Rodrigo a diferencia de Francisco no permanecería sobre los fardos sino que haría la manta a un lado se levantaría con suma rapidez revelaría la desnudez de su cuerpo a su cuñada y como un loco iría en busca de su ropa se vestiría y huiría de allí sin mirar ni decir nada a nadie. Francisco por su parte no imaginaría que la madre luego de haber visto esa situación le diría que lo esperaba el desayuno y también su padre que le daría algunas tareas para realizar en el campo mientras ellos descendían al pueblo a comprar lo necesario para la semana y luego de todo eso Felisa daría media vuelta y regresaría a la casa como si no hubiera sucedido nada. Pero lo que nunca nadie jamás imaginaría era que Rodrigo sumamente angustiado por la posible y más que segura reacción de su hermano luego de llegar a su casa y meditar por largo tiempo sobre qué hacer huir o enfrentarlo y decirle que después de todo ambos estaban enamorados abjuraría de ambas posibilidades tomaría su escopeta se subiría a su camión para ir en busca de su hermano con la firme decisión de matarlo y luego hacer lo propio con Felisa. Finalmente Rodrigo jamás iba a imaginar que en el ascenso a la casa de su hermano le pasaría por encima al cadáver de Felisa pero sin darse cuenta y que recién se detendría al ver a su hermano que lo miraría con el mismo silencio tan inmóvil y abrupto con el que a la mañana los habría de sorprender Felisa. Rodrigo no soportaría que Anselmo ignorante de todo lo que habría ocurrido con su hijo lo mirase de ese modo y entonces tomaría el arma del camión y le dispararía dos veces al cuerpo de su hermano que caería sobre el asfalto pero a diferencia de Felisa sin rodar ni ser aplastado por nadie. Pero aún habría algo que escaparía a la imaginación de todos y es que en el momento en que Rodrigo dispararía sobre Anselmo Francisco se enroscaría una soga al cuello y la sujetaría al aljibe y se arrojaría por el agujero y moriría con dos lágrimas rojas que surcarían sus mejillas pero que nadie jamás vería ni Anselmo ni Felisa porque estarían muertos y tampoco Rodrigo que nunca lo encontraría y que nunca se le habría ocurrido mirar en el aljibe y que entonces se suicidaría con el mismo arma con que mataría a su hermano porque antes que el abandono preferiría soportar el peso fugaz y devastador del plomo. Todo esto recién lo descubriría o lo imaginaría un brasileño llamado Felipao que llegaría a la mañana siguiente y vería a los dos cuerpos en el asfalto luego subiría hacia el establo para al fin dar con los restos de los otros dos y entonces miraría en su mano las palabras que escribiría al escapar de la prisión y comprobaría con cierta sospecha que su destino una vez más luego del ascenso estaba cifrado.”
Veo que ha terminado de leer, bueno, ahora sabe por qué eso jamás debe leerlo nadie, eso no es más que una mera aproximación hacia mi propio abismo. Usted tal vez se pregunte por qué no lo he destruido, quizá no, digo, tal vez nunca se preguntó eso, pero sepa que yo sí lo he hecho, es más, todos los días lo hago, por más que lo lea muy cada tanto, cada vez que pienso en ese relato no hago más que preguntarme qué es lo que me lleva a preservarlo, pero luego viene un momento de calma y de esclarecimiento, y ahí es cuando me siento, sonrío y me pongo a recordar mis días en el encierro colombiano, y luego observo todo esto, estas paredes, estos muebles, estos libros hasta que al fin me acerco al balcón y observo el jardín botánico. Ahora bien, necesito, antes de que se vaya, que me cuente cómo es que me descubrió acá, en Buenos Aires.

Pensamiento único.

El ser humano necesita etiquetar todo, ver cuántos animales hay en el planeta para ponerles nombres a todos antes de invadirlos y extinguirlos, ver cuántas estrellas y piedras hay en el universo para estamparles denominaciones que combinen letras y números y no signifiquen nada, como por ejemplo X1X228F o plutón.

Las jirafas de a poco han entendido a los hombres y se han visto obligadas a etiquetar sus reflexiones, sus sensaciones. Como lo mío no es más que una visión distorsionada y autoritaria de las cosas y que lejos de ser original se limita a reiterar conceptos ya dichos por otros, hasta por las mentes más débiles del cosmos, las caratule como quise y pude.

Pero chicos, chicas, no, no se enojen conmigo, hago lo que puedo…

martes, 9 de octubre de 2007

cuatro ideas sin elaborar

Tragedia.

Tragedia no es que a uno lo tiren del tren en movimiento para robarle un walkie talkie sin pilas ni antena. Tragedia es que a uno lo tiren del tren en movimiento para robarle un walkie talkie sin pilas ni antena en la estación Ezpeleta, esperar dos horas a un parámedico que no sabe que uno tiene alergia a la penicilina. Perder una pierna en el camino y la vida al llegar a un boulevard, a seis cuadras de un hospital sin camillas, insumos, ni médicos que sepan que es lo que la gente tiene últimamente que a pesar de sus esfuerzos y sus venerables diplomas se muere; médicos que ni siquiera saben que lo que pasó fue que uno simplemente tuvo un mal día.

Excentricidad.

Uno no termina de saber nunca si es excéntrico por haber nacido en Argentina o si eligió nacer en Argentina entre tantos países en el globo, de puro excéntrico.

Paz.

Muchas veces me preguntaron los jóvenes en la calle (por no decir nunca en mi puta vida), cómo hacen los monjes del tibet y otras regiones incomprensibles, para estar tan bien con la naturaleza, y la vida y etcéteras. Yo intenté explicárselos de la manera más adulta y sencilla “chicos, es que a los monjes del tibet la vida, el hombre, el hambre y los más altos conceptos, por no decir, la consagradísima concha de la lora, les chupa un huevo”.

Progreso.

En las grandes urbes, a diferencia de lo que sucede en las áreas de menor densidad poblacional, la gente es lisa y llanamente caca y de las más frescas. El interés individual prima por sobre el general y en pos de esa maravillosa premisa todos se sienten con permiso para realizar toda clase de latrocinio. El concepto de la moral y las buenas costumbres, es reemplazado por “me llego a dar cuenta que me cagaste de nuevo y voy a tu casa te mato al perro y te rompo las rodillas con una maza mientras duermes” (finalizando con un escupitajo al suelo firme y gesto de “soy el ratón alfa”).

Por eso es que nos va tan bien a todos, y cada vez mejor, como a los monjes del tibet.

sábado, 6 de octubre de 2007

El ascenso

Sin que nunca nadie me dijera que lo que estaba oculto en mi propia conciencia era una porción análoga a una frase completamente violenta, ya que bajo la forma de la escritura había encontrado la posibilidad de mi calma, tomé la birome del bolsillo de la camisa del guardia que yacía en el suelo sobre un charco de sangre que de a poco cobraba mayor tamaño, y al llegar al primer árbol que me ocultaba de la cárcel, en la palma de mi mano escribí el nombre de mi primer relato: El ascenso.

jueves, 4 de octubre de 2007

Conferencia de Prensa del Deté de la Selección de Chaco

A la misma asisten las y los periodistas deportivos mejores y peores pagos de toda la nación. Esta es parte de la conferencia:

PERIODISTA A: Por qué se perdió Alfio?
ALFIO: Creo que no merecimos perder, ellos hicieron un planteo defensivo y nosotros no aprovechamos las oportunidades que tuvimos.

PERIODISTA B: Alfio, Cómo viste al equipo?
ALFIO: Lo vi bien, estos jugadores están para mucho

PERIODISTA C: Dónde falló el equipo Alfio?
ALFIO: Si ves el partido, tuvimos muchísimas más chances que ellos, pero no tuvimos claridad a la hora de definir. Defensivamente pagamos caros un par de errores.

PERIODISTA D: Qué te pareció Bondiola?
ALFIO: Me gustó, como el resto del equipo, creo que en líneas generales fuimos ampliamente superiores, pero un par de errores nos costaron el partido.

PERIODISTA E: Y Leonel, sintió la presión de la camiseta?
ALFIO: No creo, no. Creo que jugó muy bien, es chico, creo que lo que está haciendo en Europa demuestra de lo qué es capaz.

PERIODISTA F: En líneas generales por qué se perdió entonces?

(Si el lector es un poco sagaz, por no decir, tiene un coeficiente intelectual suficiente como para distinguir el fuego que quema del agua que moja, alcanzará a visualizar que estamos girando en círculos, pero esto es sólo el comienzo)

ALFIO: Creo que no supimos como meterla en las tres o cuatro jugadas claras que quedamos para definir, creo que se puede solucionar con los partidos.

PERIODISTA G: Crees que este equipo puede revertir las cosas?
ALFIO: Sí, claro, confío plenamente en los muchachos, sé que van a sacar las cosas adelante.

PERIODISTA H: Te quedas con un sabor amargo por la derrota ante Tonga?
ALFIO: La verdad que sí, sabemos que son partidos preparatorios para la Super Mega Maxi Copa, pero ganar es siempre estimulante.

PERIODISTA I: Dónde crees que estuvieron los errores Alfio?
ALFIO: Y, a la hora de definir, tuvimos cuatro o cinco situaciones claras de gol, pero no tuvimos suerte.

PERIODISTA J: Cómo lo viste a Leonel?
ALFIO: Lo vi bien, es un fenómeno, pero es chico todavía, hay que darle tiempo.

PERIODISTA K: Alfio?
ALFIO: Qué?

PERIODISTA K: Por qué se perdió?...

La Conferencia de Prensa se prolongó otros quince minutos más y finalmente cerró con un:

ALFIO: Bye.

martes, 2 de octubre de 2007

El capitalismo anticapitalista

Nota editorial: Las jirafas no se hacen responsables por el contenido de la presente nota, la cual corresponde a la Comisión Investigadora en su misión por decodificar los Cuadernos Gran Jefe.

Fe de erratas: La presente nota es solo un fragmento de algo que creemos hubiese sido revelador para un análisis más acabado de los cuadernos Gran Jefe. Lamentablemente el primer párrafo es imposible de reproducir por las inclemencias de los años, y, muchas manchas de café han interrumpido la aplastante prosa de cuadernos Gran Jefe. Sin embargo, el rescate de este documento ha sido uno de los más difíciles trabajos afrontados por esta CI, haciendo merecedor la publicación del contenido recuperado.

El capitalismo anticapitalista.

...“……mientras que Spinetta es un artista plástico devenido en músico. Representa de esta forma, toda la sbornia planetaria.

….Es el icono consumista de porquerías que habla con los ojos absortos en un horizonte místico mientras intenta explicar un cuadro todo blanco con una voz aflautada y unos pelitos de madonna de recoleta…..

….que solo puede ser consumido por los nuevos estetas posmodernos, es decir, gente que cree que no cree en la superficialidad de la belleza cuando sus parámetros estilísticos dirigen su vida. Spinetta es la encanizacion profana de la hipocresía nacional que mira desde un par de anteojos un mundo que cree inferior para la magnificencia de su ser que lamentablemente tiene que transitar entre subnormales que no terminan de comprender la profundidad de su espiritual mensaje adornado de acordes….

….la suficiencia de la mirada que rodea a este escultor de la imagen, donde lo desaliñado se calcula con escuadra para provecho de sus ventas, se basa en fanáticos que procrean el culto al prócer, haciendo de cada gesto suyo una entrega en fascículos de su supuesta genialidad….

….. que me repugne mas que el negocio del antinegocio, del antisistemico funcional, en fin, del capitalista que pide los billetes para quemarlos y luego olvida los fósforos…. “

Nota: La Comisión Investigadora reproduce textualmente lo que encuentra en los palimpsestos de los Cuadernos Gran Jefe, por lo tanto no se hace responsable del contenido de la presente.


PD: La Comisión Investigadora cree haber encontrado en uno de los márgenes superiores de un Cuaderno Gran Jefe una inscripción que reza; “seguro que te gusta el coliflor”, sin embargo ha decidido no incluirlo en el texto que antecede por considerarlo de dudosa autoría.