sábado, 6 de octubre de 2007

El ascenso

Sin que nunca nadie me dijera que lo que estaba oculto en mi propia conciencia era una porción análoga a una frase completamente violenta, ya que bajo la forma de la escritura había encontrado la posibilidad de mi calma, tomé la birome del bolsillo de la camisa del guardia que yacía en el suelo sobre un charco de sangre que de a poco cobraba mayor tamaño, y al llegar al primer árbol que me ocultaba de la cárcel, en la palma de mi mano escribí el nombre de mi primer relato: El ascenso.

1 comentario:

Rosa Lejana dijo...

Aunque, por alguna razón (mi déficit de atención, quizá), me resultó un poquitín difícil de leer, me gustó.
Siempre en tus filipaos encuentro imágenes que me gustan mucho, fundamentalmente por cómo las hacés aparecer.


Saludos