viernes, 8 de diciembre de 2006

el vestido cortado

hay una desolación que nos invade, una perfecta decrepitud que nos coloca en una posición superior, sin saber que eso existe. en verdad no existe, pero hay boludos que piensan que sí. hay boludos que creen que los juicios son posibles, y son felices así. pero un juicio no es más que predisponerse al desencuentro y a la ruina. juana de arco hablaba con dios, dice la tele y también dice que juana de arco estaba loca. también dice que juana de arco era un hombre sin pelotas pero no como un hombre sin pelotas, sino como un hombre sin pelotas. ¿se entiende? me alegro. es decir, cuál es la sustancia del relato si hay algo que se entiende dentro de un compartimiento estáticamente estancado. la vorágine capitalista nos coloca como consumidores que se consumen a sí mismos y asimismo nos entrega el aire psicoanalítico que nos hace tan liberales y complejos y nos hace, a la vez, creernos nac & pop en medio de un santo que vende chivitos pero de vaca y/o pollo. pero la incorrección no nos invade todavía. nadie acepta nada de nadie. todo el mundo siempre pretende algo más y nadie parece entender que el aquí y ahora es una desconexión constante. las proyecciones nos estampan contra la pared, la sangre se decorporiza y las moscas comienzan a volar alrededor de la putrefacción y poco a poco todo es un cuerpo de distintos materiales realizado bajo múltiples configuraciones. la contradicción y la dificultad. hace tiempo me encontré con una mujer que llevaba un vestido cortado en las manos. la oración no dice nada, más bien confunde. en todo caso cómo es posible que alguien se encuentre con alguien y sepa lo que llevaba en la mano ese alguien al que acaba de encontrar. pero volvamos a la mujer -siempre hay que regresar a una mujer, parece que nada puede escribirse sin regresar allí, donde todo comenzó, en un cuerpo de mujer-. el blanco no existe; sólo los cuerpos son posibles y es todo lo que hay. habría que dejar de hacer el amor durante un tiempo y dedicarse exclusivamente a tener sexo para comprobar que un cuerpo es una yuxtaposición de engaño y horror. pero decía, la mujer llevaba un vestido cortado en las manos. y eso era todo lo que llevaba la mujer. o sea, más allá del vestido cortado en las manos, la mujer no tenía nada. sólo era cuerpo de mujer, la mujer. la detuve y la invité a tomar un café. me dijo que no tomaba café. le dije que entonces podíamos ir a tomar una cerveza, una copa de vino, una gaseosa, cualquiera, la que ella eligiera, incluso una coca light. ella me dijo que tampoco tomaba nada de lo que le había dicho. qué tomás, pregunté. se quedó en silencio, me miró y luego comenzó a tirar de un hilo del vestido. tiró y tiró del hilo hasta que el hilo se encontró con el vacío de un corte del vestido cortado que la mujer llevaba en las manos. yo no tomo nada, dijo de pronto, yo no refugió mi existencia en palabras. la mujer me ofreció un pedazo del vacío y luego se marchó hacia algún lugar. la tarde se mostraba sangrienta, sólo que era la verde mañana, en una piedra. ayer he muerto un poco más. esta forma de hablar es un desperdicio. intenté proteger mi corazón con honestidad, pero sólo logré el desmoronamiento. una música suave, murmullos que titilan en la fosforescencia del lenguaje. dos pasos me acercan al precipicio y otro a la caída pero la caída no es lo que imagino. nada es lo que imagino. ni siquiera la suciedad. un destello se aproxima mientras se aleja la calamidad. respirar hasta morir, esa es la consigna. mientras todos duermen, la sangre se diluye sobre la pared, sobre el suelo, sobre cualquier otra cosa y se consuma en un único cuerpo. la agresión no es una propuesta, pienso mientras leo una proclama institucional (espero que alguien entienda el oxymoron). la única posibilidad es la violencia más extrema. si no existe eso, sólo queda más de lo mismo: una manifestación adolescente con aires de adultez que no reconoce ningún signo de pubertad. la sangre estaba por llegar al asfalto cuando la mujer del vestido cortado dio un paso y un hálito de frío fue asesinado en medio de la oscuridad. el sacrificio se desplaza, los juicios escupen palabras y el desayuno de los idiotas es creer que un café con leche y medialunas es mejor que un golpe de dados sobre el tablero en el que se pasea la belleza injuriada. el único alivio es saber que al llegar la noche habré muerto un poco más.

2 comentarios:

Jirafas dijo...

Bueno, bueno...aha...hah...el cadáver exquisito y las cachiporras pa tutti il mondo. Lo leo una vez y no me gusta, lo leo dos y tampoco, tres y menos, pero cuando lo leo cuatro sin gustarme me pregunto ¿por que no dejo de leerlo? Quizas no me gusta que me guste.

Anónimo dijo...

porque sos masoquista jajaja
el texto es medio choto, tiene algunas cosas buenas. o sea, me parece, de todo lo que hay escrito y se puede leer, es lo mejor escrito, tal vez ese sea el problema, demasiado bien escrito para un blog...