miércoles, 6 de agosto de 2008

La evasión

Pascula enseguida estuvo de acuerdo, mientras que yo –aunque me moría de sueño–, le pedí permiso a Virgilio para leer alguno de los libros que tenía en la biblioteca. Virgilio dijo que no había ningún problema, que leyera todo lo que quisiera. Después de la comida, Virgilio acompañó a Pascula hasta una habitación y él fue a otra. Yo me acerqué hacia el ventanal y comencé a observar algo de la ciudad. Para ese entonces ya no quedaban rastros de lo que Pascula había llamado duelos, y todo lo que se veía eran algunos monstruitos que caminaban por ahí. Fue en ese momento que reparé en la ausencia de vehículos o cualquier otro medio de transporte que obligase a dividir con cordones las calles y las veredas. Pero cuando vi que un monstruito se acercó a otro, se le subió encima y comenzó a comerle la cabeza, dejé de pensar en las diferencias con Buenos Aires. Comprendí algo que Pascula había comprendido mucho antes que yo, incluso antes de haber llegado a ese territorio: más que la diferencia, lo que ahora estaba en juego era la preocupación por sobrevivir bajo nuevas reglas. De pronto, mientras veía al monstruito devorar la cabeza del otro, también comprendí, luego de un bostezo, que tampoco podía seguir postergando el sueño, y si bien decidí dejar la lectura para más tarde, antes de ir a la habitación me puse a mirar los libros de la biblioteca: había de todo un poco, incluso autores que desconocía, pero abandoné la pesquisa cuando encontré un libro de Felipao que llevaba un título que jamás había escuchado nombrar: La evasión.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen relato. Soldado perezoso: todavía sigue siesteando ( y me parece que tocando)eso es bueno,de
cualquier manera,quiero más. Saludos muchachos y chicas.

Francisco,ex combatiente de malvinas,también soldado del azar.

Siesta escandalosa dijo...

Ojalá todas las siestas inspiren relatos como los de los soldados.

Jirafas dijo...

por supuesto siesta, leeerla siempre es una ispiración.
besotes

Jirafas dijo...

perdón, inspiración

Anónimo dijo...

sigue la corte de adulones...lo que escribe este tipo es pura caca