miércoles, 13 de febrero de 2008

Adiós a la selva

Lima depara contradicciones que resultan, para un desconocido, incapaces de sostener. No hay un paso intermedio: de la pobreza, que en este lugar sería la normalidad, uno, de pronto, pasa a situarse en un paraíso. Como se sabe, todo paraíso se sostiene desde una ficción, el complemento imaginario para que subsista, sobre la sangre, las paredes que ocultan los lamentos. San Isidro, Barranco, Miraflores, paso a paso cada uno de los distritos revelan la sensación de violencia contenida que se aspira y exhala por toda la ciudad. Y es esa misma ciudad la que provoca la división de existencias, y es, a la vez, en esa separación radical donde el presagio de la desaparición (de una ciudad, de un país, de un modelo) se avecina. En Lima está Miami (imaginada), pero en Lima también está Lima, donde la subsistencia es la única posibilidad que se inscribe en las calles, en los negocios, en la gente misma.
El complemento de inseguridad (otro ladrillo imaginado), detrás de la división, va de la mano con la violencia ínsita en cualquier ciudad. Y es en un lugar como éste donde se vive la presencia de lo imaginario como transformador o, mejor dicho, como creador de la realidad. Aquí nadie parece tener la necesidad de expiar culpas. Nadie las tiene, y si bien la realeza jamás existió en Latinoamerica -al menos no desde su completa independencia- la servidumbre es algo que se palpa en cada esquina. Basta con pagar un sueldo para pasar a ser el amo, y el otro -dentro de esa relación que crea otra ficción, el dinero-, un simple acatador. Las órdenes son directas, precisas, gritadas. Las órdenes son cumplidas, se sirven las mesas, se baldean los patios, se cambian las sábanas, y es en el conjunto de todas esas acciones donde la espada se sostiene y, también -cuando es necesario-, se clava.
Esta noche dejo la ciudad. Ya no seré un objeto de lo extraño, la posibilidad de la salvación (al menos por unos días -no tengo tanto dinero encima-), para convertirme, en Huaraz, en otra de las posibilidades que incorpora el sustantivo "turista".




5 comentarios:

Anónimo dijo...

Mientras seguía tu relato pensé todo el tiempo en Buenos Aires. Culturas muy diferentes pero realidades cada vez más cercanas.

girlontape dijo...

buenisimo este post Fede...lucido, poderoso, bello

"y si bien la realeza jamás existió en Latinoamerica -al menos no desde su completa independencia- la servidumbre es algo que se palpa en cada esquina"

escribis genial loco

y la foto: WOW
beautiful

girlontape dijo...

coincido, Rafa
pero nunca supe expresarlo
viva la prosa jirafiana

Anónimo dijo...

Fede, estos son los relatos que te ponen la piel de gallina!!! Muy loco captar tanta violencia contenida, que no obedece para nada al estereotipo de violencia, que como turista, te querrían inculcar, al decir por ejemplo: tené cuidado.
La resignación real ante lo que se presenta como imaginario, el sí excesivo que obedece a un pasado que todos parecemos olvidar hasta que nos confrontamos a él. Y me imagino que uno, en el medio, estático, con los ojos todavía más grandes.
Plis, seguí manteniéndonos informados, siempre es lindo ver un viaje desde tus ojos, por más que lo que se vea no sea siempre tan lindo.
Muchos besos.
Celi (en un día tan pedorro como ayer, help!!!)

Anónimo dijo...

un poco tarde, mis saludos, pero de todos mnodos no quería dejar de hacerlo. gracias por los comentarios, elogios, etc. mas alla de lo que escriba, lo cierto es que la estoy pasando muy bien por aca, viendo lugares increibles y tambien relidades distintas. o sea, lo que se hace en todo viaje. mñana parto mas al norte, trujillo. necesito un poco de calor y algo de playa. en fin, les deseso un buen finde per tutti por allá, en baires, o por donde sea que anden ahora.

besos y abrazo

fede