Doce de cada mil mensajes enviados a través de las poco prácticas botellas, llegan a costas distintas desde las cuales partieron. Sólo uno de tres de esos doce son legibles y sólo uno de esos tres de los doce es entendible. La mayoría de los mensajes que los naúfragos o los que viven en islas como oceanía envían en botellas al mar son inentendibles, frases confusas como "quien reciba este mensaje tenga, por favor, la amabilidad de ponerse en contacto con mis afectos, a fin de hacerles saber que les extraño y les amo, y que si no fui al asado del viernes ni a las ultimas trece navidades es porque sigo estancado en esta puta isla" o mensajes más breves como "no entiendo el concepto del mar"; y tantos otros que por suerte y obra de dios nunca llegan a ningún lado.
Por otro lado, es muy curioso ver como la mayoría de las cosas que uno arroja al mar una noche, y que por cuestiones físicas no se hunden, a la mañana siguiente aparecen tres metros bajo las arenas ¡de la misma costa!.
La multinacional Feddex en un comunicado el pasado martes dio a entender que es muy difícil que las botellas lleguen a su destinatario. En un alegato de trece tomos, explican sus representantes que la principal causa por la que las botellas no llegan es simplemente "porque la gente no las arroja con la suficiente fuerza" o porque sencillamente "se olvidan de taparlas" (lo que determina su inexorable hundimiento); por eso insisten en que todos los que quieran enviar algun recado a alguien, lo hagan por medios tradicionales y desistan de la tradicional botella.
3 comentarios:
Solo usaria las botellas por el placer que me produce vaciarlas; y mas con amigos un sabado a la noche.
Solo usaria las botellas por el placer que me produce vaciarlas; y mas con amigos un sabado a la noche.
el dilema -como gritaba hamlet- es botellear o no botellear, y a partir de esa decisióon, dormir, tal vez matar, quizá morir, pero nunca resignar las palabras más importantes a tipos tan estúpidos como los de feddex.
muy bueno el texto, y al de arriba, le digo que un sabado por la noche está bien eso, pero también está bueno resignarse a la imaginación, despojarse de la madurez y volver a la tierra imposible, neverland, la infancia perpetua jamás habitable, regresar a ese desierto desprovisto hasta de agua...
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