Hay una casa abandonada, un reloj despertador sobre la cómoda de uno de sus dormitorios que no se detiene hace más de cuarenta años. De repente suena la alarma y por un momento alguien que pasa por la calle cree que en esa casa hay alguien, pero no. No hay nadie, aunque la alarma esté sonando.
1 comentario:
Pasa alguien, la escucha y cree.
Nadie pasa, nadie me escucha y nadie me cree. Ergo...mejor meterme adentro de una caja.
Pluf Nif
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