jueves, 5 de julio de 2007

La vida de una caja

El mundo es una caja


No tengo demasiada imaginación, estaba escribiendo recién algo pero me pareció demasiado largo, así que me quedé pensando mientras bostezaba y bueno, creo que hablar de la vida de una caja es algo importante.

Una caja tiene tanta importancia en el sistema capitalista como un hombre, o más. Uno no puede prescindir de las cajas, pero puede prescindir de una millonada de hombres que nacieron "without a real mission".

Con una caja uno puede agrupar jabones, guardar libros y discos cuando planea mudarse y apilarlas una sobre otra y jugar con un vecino a ver quién apila más cajas.

Pero cómo nace una caja? En la cabeza de qué prócer hoy olvidado, como todas las personas que realmente hicieron algo por este perro mundo, nace el concepto genial y revolucionario de la caja?

Aunque sea difícil de creer el inventor de la caja fue un ilustre venezolano que nació hace un par de siglos. Se llamaba Rúben, creo; su apellido puede que haya sido Gómez, o Gomes, o Gorostiaga, pero ahora no me acuerdo.

Sentado en su taller de artesanías se dio cuenta que nunca en su vida había vendido una sola de sus obras, una suerte de tablas de madera que en ese entonces él denominaba "tablas para asado", y que habrían servido como adornos para las paredes de los dormitorios de las casas de venezuela.

"El arte no paga", pensó Rúben, y decidió mudarse a Chile, allí se dedicaría a prestar dinero a muy bajo interés. Algunos dicen que el hijo de Rúben fue el primer presidente del Banco Nacional de Chile.

Pero justo cuando estaba por dejar toda una vida artística atrás, sintió la necesidad de llevarse sus tablas, pero en su carro calesa no entraban, tendría que llevarlas de otro modo. Así que tomó varios metros de papiro y los cortó en cuadrados y rectángulos, los fue pegando con cola de carpintero y creó sendos recipientes de un material liviano y resistente, utilísimo para trasladar porquerías carentes de cualquier tipo de valor (económico y moral) de un lugar a quién sabe dónde.

Esa misma tarde se dirigió a Correos de Venezuela y envió sus tablas a un amigo de Argentina, quien al recibirlas las quemó juntos con las cajas, en un asado inolvidable.

LA ACTUALIDAD.

Hoy es posible ver cajas de todos los tamaños, de todos los colores e inclusive de otros materiales distintos al papiro. Encuestas del FMI aseguran que cada familia tiene cerca de 62 cajas en su casa y precisa de 18 cajas por día para poder vivir. En Sudamérica, sólo un 25% de la población cuenta con esa cantidad de cajas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este texto nunca tendria que haber salido de su caja.....

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Anónimo dijo...

de hecho fue escrito en la solapa de una caja.....

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