miércoles, 18 de abril de 2007

Maldita Posmodernidad

Había vuelto cansado a casa. Un día como todos aunque no todos tengan días como esos. Tirado en la cama, con las patas para arriba haciendo una escuadra contra la pared, promediaba la hora que solo sirve para esperar el hambre cuando sono el teléfono. Dude en atenderlo, aunque quizás simplemente haya tardado.

Una voz que no reconocí se presento con un nombre que no recordaba, y, como cuando uno se levanta en un lugar extraño y tarda centésimas que parecen horas en recordar donde esta, yo tarde el mismo tiempo en darle contorno a una figura para que coincidiese con una voz que se escuchaba decir: “buenísimo”,”recital”,”conocerte”, “cenar”, “en 5 minutos”. Y de pronto me encontré que mi tan preciado tiempo utilizado en descubrir figuras por el cielo raso estaba siendo reemplazado por un orden, de estilo piramidal del placard, y una limpieza superficial, de los lugares más transitados. No creerán que me puse los ruleros por un par de tetas inexploradas, aunque igualmente soy tolerante de todas las creencias y posiciones. En especial cuando las proponen unas piernas de pollera azul que conducen a una rubia que mira desde el infinito sabiéndose protegida por dos cabezas de enanos que asoman como queriendo escapar de una prisión que no puede contenerlos. Ella es la primera en absolverlos de la condena desprendiendo los botones superiores de una camisa blanca que había vuelto monocromático el contraste con su corpiño, que ahora mas de cerca pareciera desaparecer entre tanta exuberancia. Ahora mis dedos intentaran el típico rodeo hacia la liberación absoluta, y todos los sentidos se concentran en esa tarea tan delicada de vencer a un diminuto enganche metálico, a un pequeño argumento de la revolución industrial que nos separo del cielo, y las yemas de mis dedos preparan el chasquido preciso que nos devuelva a los instintos mas primitivos por los que aun existimos, cuando de pronto, ella se aleja unos pasos atrás y decide que el cazador sea cazado, desprendiéndose, desvistiéndose, entregándose, divirtiéndose con mi cara de amor primero, de inconsciente rol en un juego que siempre me sorprende, de mi cara que minutos antes hablaba con certezas desacralizando monumentos, ahora impávida espera como le dijeron, contempla en la experiencia y reposa como le ordenaron mirando en esos ojos infinitos mucho mas que una mancha en la pared en esa hora donde poco puede hacerse.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Abro un librito en un sotano publico, se lee: " la mision de ella( la mujer) es ser hermnosa y traer hijos al mundo. Una mujer que dio cinco hijos al Volk, dio mas que la mas notable jurista del mundo. No hay lugar para la mujer politica en el mundo idiologico del Nacional Socialismo, puesto que llevar a la mujer a la esfera parlamentaria, donde desmerece, siginifica robarle su dignidad"....
....
.....esperemos que siga en el sotano.