jueves, 22 de marzo de 2007

3000*87/3= amor.

De toda la cantidad de cosas estupidas que he hecho en mi vida, resultado que asciende a números astronómicos si tenemos en cuenta los últimos 10 años, muchas o casi todas han tenido (y lamentablemente tienen) raigambre en las mujeres.

Podría decirse que si las tres preguntas básicas de la economía son: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Y para quien?, mi vida las ha resuelto, en Mujeres, Como Vengan, Para Mi. Seria pretensiosa la aclaración de que infinidad de veces los resultados no han sido los esperados; al igual que en la economía. Sin embargo mis estupideces no solo que no amedrentaron con el paso del tiempo y la “madurez”, ahora ni siquiera se ruborizan cuando son puestas al descubierto. Pero bueno en realidad tenia ganas de hablar de otra cosa, y no se porque termine acá…...frase que vengo repitiendo últimamente.

Hace un par largo de meses no se cuantos, me compre un celular. El mas barato, y no porque no crea en la revolución de los pulloveres de vicuña de 200 dólares que andan con teléfonos de 400 mientras se destripan hablando de la redistribución del ingreso, sino simplemente porque me lo podían dar con línea ese mismo día, y es sabido que mi paja atenta contra todos los contratiempos tecnócratas. Así que, salí, camine, corrí un poco para hacerme el interesante, y, por fin llame. ¿a quien se preguntara? a quien mas responderé yo (mas preguntas para economía), a una mujer, en ese momento mi mujer, la única mujer, la razón de una compra que no me entusiasmaba por si sola, simplemente por no haberlo pensado nunca.(Puedo decir que la economía necesita crear necesidades pero mi abulia es tan grande que las evita para no cansarse en el trayecto hasta tu consecución). Entonces la razón de mi compra, como aquel día, - ese solo día que hice patín artístico solo para verla sonreír a ella y me encontré con risotadas de un pelotón-, fue por una mujer. Quizás la única que me interesaba escuchar, y eso es decir mucho cuando hablamos de mujeres.

El tiempo pasó. Mi celular envejeció. La relación también. Pero como mis estupideces se retroalimentan y se recubren entre ellas, decidí resignificar a aquel aparato abandonado (y no estoy hablando del pene que tiene bien conocidas sus funciones). Así que me prometí, y en el más absoluto de los silencios, jugué a esperar. Puse un número, preferí que sea redondo para no olvidarlo y volví a esperar. Paso mas tiempo y mi celular lo demuestra cuando lo fuerzan a esas inevitables comparación (que antes eran en el baño), pero por fin llego, por fin mi celular recibió el mensaje numero 3000, por fin pudo cumplir con su objetivo. Aunque ahora habré de buscarle un nuevo significado, una nueva razón de su existir y eso me entristece hasta las lagrimas por el desafió y la tensión que me genera, se que al numero 3000 no llega cualquiera, se que para el numero 3000 se precisaron 2999 mensajes anteriores, importantes y no tantos, se que para llegar al numero 3000 es necesario mentir y ser engañado, pero por sobre todo se que para llegar al numero 3000 es indispensable el ultimo mensaje, ¿te imaginas quien fue?, No, fue mi profesor de economia.

Baturcat(?)

1 comentario:

Anónimo dijo...

ya le estaras buscando un nuevo sentido a tu celular, aunque te propongo que no le des ninguno. es un celular, tal vez cuando menos te lo imagines, vuelve a cobrar el significado de origen... tal vez no, que importa, es un celular. Aunque pensar en él, va a seguir retroalimentando tus estupideces
y mi lectura.... asi que gracias a vos, a tu celular y a esa mujer!!

3000*87/3= Amor