viernes, 19 de septiembre de 2008

Lizzy y Emilio, ¿qué remedio?

Inhalo, exhalo, inhalo siempre por la nariz. Todo es bueno porque lo malo pasa. Ommmm, shantiiiiii, ¿cómo mierda era esto? Estúpida, ¿no podés concentrarte por un minuto? ¿Se supone que esto va a eliminar mi odio? Debo ser una enferma bien occidental. Lizzy apaga la videocasetera y deja los ejercicios. Sentada en el sofá enciende un cigarrillo. Tengo que enfrentarlo una vez más, no puedo quedarme con todo esto adentro mío. El debe estar bárbaro mientras yo estoy acá con un video de yoga para principiantes. No hay derecho. Lizzy se levanta y con el cigarrillo en la mano mira el teléfono sin todavía decidirse si va a usarlo.
Emilio retrasa el despertador por octava vez y tapa su cabeza con la almohada. Al sonar de nuevo, por fin se levanta y luego de desperezarse mira la hora. Puta madre, la una. Yo que quería levantarme temprano para ir al super. En la cocina rescata de la pila de platos que hay en la pileta una taza sucia. La lava con intenciones de prepararse un café instantáneo, pero como ya no hay ve si queda algo para tomar. Sólo un saquito de té de frutillas, porquerías de Lizzy cuando se quería hacer la natural. Después de tomar esta basura, voy al super urgente. Emilio, sin estar del todo lúcido mira el segundero del reloj y el sabor del té la hace pensar en ella. ¿Que estará haciendo ahora? ¿Habrá conseguido alguien que la soporte? Difícil, aunque no tanto… linda era, muy linda. ¿Qué tenía que comprar además de café? Casi sin notarlo, Emilio había vaciado la taza. ¿Terminé esta porquería? Si ella supiera se pondría contenta, pero no tiene sentido llamarla. Mejor hago la lista del super, a ver, donde habrá una birome por acá… parece que no la encuentro. Chau, veré que compro cuando esté allá, café y… ¿qué más necesitaba?
Después de veinte minutos y del tercer cigarrillo, Lizzy lo llama. No contesta. ¿Dónde estará? Qué idiota, y yo soy todavía más idiota por querer hablar con él. Regresa al sofá y enciende otra vez el televisor, pero no para seguir con su clase sino para hacer zapping. Se decide por una película emotiva que ya había visto junto a Emilio y sin odio ni fuerzas abraza al almohadón más cercano.
Hamburguesas congeladas, salchichas, arroz con salsa deshidratada de hongos, fideos en tres minutos sin colar, todo chatarra. La puta, me olvidé de comprar café. Soy un desastre. Esto no me pasaba con ella, estaba en todo, pero los gritos y esas cosas. Bueno, quería que yo fuese alguien mejor, que me quisiera más, que la quisiera más. Emilio se sirve gaseosa y piensa que su vida no es mejor sin ella, que no pudo cumplir su promesa y que incluso aquellos gritos le servían para no aburrirse tanto. Abre la agenda y por unos minutos contempla ese número que nunca volvió a marcar. Después de otros tantos minutos se decide y llama.
Momento cumbre: Lizzy abandona el almohadón para abrazar una bolsa de papas fritas. Llora de emoción, pero su estado de transe es interrumpido por el teléfono. ¿Quién mierda llamará ahora? Seguro alguien que vende enciclopedias o la boluda de Carla para contarme lo bien que anda con Miguel.
-Hola –dice Lizzy de mala gana.
-Lizzy, sos vos- responde Emilio con voz dulce.
-Emilio… que tal… ¿qué contás?
-Nada, me acordaba de vos, viste que yo no voy mucho al supermercado y hoy para el desayuno sólo quedaba un saquito de te de frutillas, ese que me trajiste vos, ¿te acordás?
-¿Té de frutillas? ¿Yo te llevé té de frutillas? –pregunta Lizzy para fingir que no se acordaba.
-Sí, bueno, fue hace tiempo, cuestión que me tomé la taza entera. No era tan feo, ¿sabés?
Lizzy se emociona: se había acordado de ella con una taza de té. Tal vez, él también la recordaba en todos los detalles, tal vez ella podía ser esa excepción a la regla. Pero por las dudas intentaba no mostrarse conmovida.
-Mirá vos… yo desayuné con un café doble, sin leche. ¿Para esa boludez me llamaste?
-Quería saber si estabas bien.
-Estoy muy bien, gracias.
-Me alegro, bueno, no tanto. Te extraño…
Lizzy derrama más lágrimas, no puede creer el llamado de Emilio. Intenta saber cuál es la forma apropiada de reaccionar, pero su voz llorosa resultaba imposible de disimular.
-Emilio, me hiciste mucho mal. ¿Por qué llamás ahora?
-Decime que no me extrañás y no vuelvo a molestarte. ¿Estás llorando?
-Sí, por una película que pesqué por cable…
-Siempre llorabas en las películas…
-Y vos siempre me abrazabas…
-Veámonos, tontita… no te ofendas con lo de tontita, te lo digo con cariño…
-Pero…
-Vos también me extrañás…
-No sé que decir, Emilio…
-Nada, no digamos nada. ¿Tu casa o la mía?
Lizzy también lo extrañaba, pero como no le salen las palabras permanece en silencio y contempla la taza sucia sobre la mesa, la colchoneta en el piso, la bolsa de papas fritas sobre el sofá, el cenicero lleno de colillas. El desorden de ella de a poco se parecía al de Emilio y él no debía ver eso.
-¿Cambiaste las sábanas?
-Lizzy… me alegra que estés tan sugerente…
-No te vayas por las ramas. ¿Cambiaste las sábanas?
-Te extraño tanto que voy a dejar que me trates como a un objeto sexual –dice mientras ríe.
-Basta. ¿Las cambiaste? –dice Lizzy a los gritos.
-Prometo cambiarlas antes de que llegues – responde Emilio con alegría.
-Entonces esperame, me fumo un pucho y voy para allá.

FIN

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buhhhh.....como es eso de colorin colorado.....esto tiene que terminar en suicidio de emilio, y con una secta de lizzy.

besos.

Anónimo dijo...

NOo!que emilio camino a casa de lizzy
se arrepienta y se de cuenta de que la vecina está muy buena,entonces lizzy,cansada de este boludo,como toda mujer despechada que se precie,se le aparece en el momento que él se está levantando a la mina, le arruine el orgasmo y después se vaya a una partusa,o que lizzy le dé una patada en los huevos a emilio y éste cansado de tanto desajuste psiquico de esta loca,termina regalándole el libro de rimas de belén francese y ahí lizzy se da cuenta de que emilio nunca la quiso y primero mata a emilio por no tener la más mínima idea de lo que quiere una mujer y después a belen francese,a julieta prandi,y se convierte en una asesina serial de neoescritoras,es tapa de los diarios, se hace muy famosa y hacen una película como la de monster pero con luciana zalazar sin maquillaje ,en fin,me gustaría un final más...real
igual,me gustó la narración.beso.
borra de café

Anónimo dijo...

Juaaa, sin tan sólo los hubiese conocido antes anónimos, miren los finales que me perdí, ajaj!!!
En fin, yo con este fin, quise burlarme un poquito del final rosa y pensarlo así: en lugar de "y vivieron felices para siempre", más bien este es "y vivieron infelices por tiempo indeterminado", jajaj.
Besos mil!!