martes, 28 de agosto de 2007

El silencio

Un día, sin embargo y sin que nadie supiera por qué, Felipao dejó de pintar. Se mantenía taciturno, silencioso, sin acercarse ni dirigirle la palabra prácticamente a nadie. Al principio ese desinterés por la pintura comenzó a llamar la atención, pero no fue más que al principio, luego todos siguieron con sus miserias, penas y esperanzas de libertad. No fue que se olvidaron por completo de Felipao, sino que tan sólo Felipao dejó de ser el centro de atención; todos aceptaron que lo mejor era no decir nada sobre él y que mediante esa ignorancia necesaria Felipao perdería su resplandor. Perdido o no, lo cierto fue que muchos llegaron a pensar que Felipao había muerto; incluso, algunos decían que Felipao se había vuelto invisible, o que siempre lo había sido; por eso sucedían esas muertes de las que todos veían sus huellas –los cuerpos en los aros– pero de las que nunca nadie había visto nada. Pero Felipao no había muerto, tampoco se había vuelto invisible, o al menos nadie podía asegurarlo porque si alguna vez Felipao contó con ese triste poder, en el momento en que se hacía invisible, por callado y taciturno, nadie lo veía desaparecer.

5 comentarios:

Rosa Lejana dijo...

Me gusta mucho Filipao (1, 2 y 3; no hay más, por ahora, ¿cierto?): su tono oscilante entre lo lírico y la absoluta negación de todo lirismo; el ritmo preciso; el relato amistoso de la voz de la fabula... (es lo que me pareció)

Muy lindo.

Besos.

Rosa Lejana dijo...

Me acabo (de leer)de dar cuenta de que me salió un comentario sumamente serio! haciéndome la critica literaria!

No hay caso; soy ridícula y no hay caso.

más besos.

: )

Jirafas dijo...

rosa,
estimada rosa,
con tu ridiculez, incluso
nos atormentas de alegría

felipao promete reproducirse hasta más no poder, o sea, para copiar tu estado crítico de crítica, será sexo con contagio, fugándose por todas las líneas que encuentre, deconstruyendo aporías...
bueno, lo anterior fue para que veas que hay jirafas que sí pueden resultar un tanto ridículas...

gracias por los saludos, pero muchas más son los agradecimientos por tanto trashsoneto!!

beso y hasta nuevas lecturas ;)

Anónimo dijo...

Llegó el texto en que dio en el clavo sin que uno lo busque. Creo que por primera vez, me está pasando lo mismo que a Felipao. Desaparecer y que no se note, y lo que lleva a pensar a los demás (y por qué no, a uno mismo) que estás muerto.
Sin embargo, a diferencia de él, esta mortandad coincide con un momento de buena producción. Y por primera vez, entiendo tus consejos. Lo único que tengo para decir es que esos momentos de mortandad no se buscan ni se eligen. Así como los grandes, que en vida fueron chiquititos, tampoco los eligieron, como situaciones de encierro en sótanos, cárceles y demases. Por primera vez (y a pesar de que el reconocimiento puede no llegar jamás), me siento en un punto en que estoy arañando la grandeza, algo que ahora creo que jamás busqué.
El reconocimiento sí, la plata sí, la admiración sí, la grandeza no.
Muchos saludos.
(QUien ahora hace catársis esporádica en los comentarios más que en los textos mismos).

Nurit dijo...

Que lindo texto!

El título, que suele correr el riesgo de caer en el lugar común, en este caso le va perfecto

slds