miércoles, 27 de octubre de 2010

Hasta siempre, Néstor


Nunca tuve la posibilidad de votarlo a él directamente. Durante el 2003 veía en el peronismo a todos los males. Era un poco obvio, intelectualizo desde hoy, esa mirada. Venía de una familia de clase media radical, duramente golpeada por el menemismo, pero al que también supimos aprovechar. Como todos. En fin, esa era mi idea de peronismo, esa y la que me contaban mis viejos y también la que veía en el secundario y también la que vi en lo primero que me hizo leer la UBA, donde te presentaban al peronismo simplemente como un movimiento difícil de explicar, pero que, al intenar hacerlo, no había nadie como los extranjeros...
Pasaron los años, me recibí, la Argentina empezaba a recuperarse, pero yo seguía lejos de la política y, en especial, del peronismo. Vinierons las elecciones de 2005, en las que ya ni me acuerdo qué voté. Pero seguro que al kirchnerismo no. Probablemente algún engendro de izquierda.
En el 2007 le di mi voto a Pino. Fue la última vez que voté en el conurbano. Por esa época era mucho más snob de lo que soy ahora y seguir odiando al peronismo era cool. Ya me había mudado a Capital, vivía solo, me preocupaba únicamente de mí y me emborrachaba lo más que podía cada vez que me juntaba con amigos. Durante febrero de 2008 pasé todo el mes en Perú. Era la primera vez que tenía la posibilidad de viajar solo con mi propio dinero y estar lejos de mi casa por más de dos semanas. Entraba de lleno al mundo pequeño-burgués. Y seguía siendo antiperonista, claro. Y, en especial, seguia siendo anti-K.
Al poco tiempo de regresar estalló el quilombo con el campo. Empecé con la típica actitud crítica de no estar con ni un sector ni con el otro y hasta llegué a firmar una solicitada del PO. Finalmente, mientras se sucedían los eventos de aquellos meses, en mi cabeza empezaron a suceder cosas que antes ni siquiera se habían planteado. Ser sujeto político más allá del voto, acompañar un proceso, entenderlo con sus virtudes y defectos, y, en especial, empezar a hacerlo propio. Me llevó un tiempo, pero cuando Cobos dijo eso de no positivo, lloré.
A partir de ahí, nunca más dejé de acompañar al gobierno de Cristina y al kichnerismo y hasta me reconcilié con el peronismo. Lo hice propio, lo adapté a "mis" valores, y horadé tanto en la doctrina que sólo me quedó todo lo que quería que me quedara: todo, la triple A, la JP, la JPS, los montoneros, Perón, Evita, Isabel, López Rega, Cooke, Arregui, Walsh, Daer, Moyano, etcétera. Y, en especial, Néstor y Cristina. Los dos, enorgulleciéndome muchas veces, puteádolos otras, pero siempre bancándolos (los gerundios son intencionales).
Y llegó 2009 y por primera vez voté realmente convencido de lo que votaba. Como ya era ciudadano porteño, me tuve que conformar con Heller. Me alegré cuando mi vieja me dijo que había votado a Néstor y también con el voto de mi viejo: Sabatella. No sólo yo había cambiado. Me sentí como si me hubiera dejado mi novia cuando ganó De Narváez simplemente diciendo una huevada y con la ayuda -y traición- de intendentes del conurbano. Pero me repuse, empecé a militar más y más, y acompañé como pude la ley de medios y celebré como nunca cuando se aprobó...
Hoy volví a llorar; varias veces. Se había ido el tipo que me hizo mover el culo de mis dos ambientes oscuros de Once y, aunque hacía todo lo posible para no sentirlo de ese modo, me invadía un toque de orfandad. En fin, ya ni sé qué más decir. Se te va a extrañar, pero quedate tranquilo que estaremos al pie del cañón con Cristina. Gracias por todo, posta, de corazón.

4 comentarios:

LMJ dijo...

Hermoso texto, un gran acercamiento desde el humano. És un día raro, que ronda entre la tristeza, el espanto y la incredulidad. Yo sí lo voté directamente, y no siempre lo banqué. Pero esa sensación de orfandad, estimo que es algo colectivo.

beso.

Horacio Gris dijo...

Muy valiente. Muy bueno. Gracias por este texto

saludos

Mariano Abrevaya Dios dijo...

Muy bueno, loco. Sinuoso y sentido el camino personal. Tu relato podría ser usado, con seguridad, para retratar las vivencias de otros cientos de pibes que hoy, a la hora de los análisis, ocupan un lugar central: la juventud.

Néstor, el conductor, se ocupó de que así sea.

Te vamos a extrañar, hermano.

Anónimo dijo...

Pepe, alguna vez te dije que crecer duele, y en este país a veces dolió más, pero algo que tratamos de no ser fue necios, por que eso no implica ignorancia sino algo de hijaputez. La militancia nos fue vedada en nuestra más tierna juventud por el proceso, pero no nos impidió resistir culturalmente, llorar a los amigos desaparecidos, extrañar a los exilados económicos y aguantar con fe en nuestro trabajo, en educar a nuestros hijos. No te sorprendas de que lloremos hoy la muerte de Kirchner y que apoyemos una gestión que nos devolvió la ilusión de que las cosas se pueden cambiar desde la política. Como no estar con alguien que caminó por la frontera para hacer los cambios, no hay otro modo que operar a fondo para tocarle el culo a los poderosos que siempre parecen saber lo que la "gente" necesita, piensa o siente. Aún es el tiempo de los de mi generación, pero me enorgullece caminar junto a la tuya.
Beso
GQ