viernes, 5 de febrero de 2010
El trasplante de pies
Algunas veces hace mucho frío y eso me provoca un dolor tremendo en los pies. Son días en los que casi ni me muevo; me quedo quieto, muy quieto, junto a la estufa de querosén. Antes, cuando estaban todos, el Gordo Paco, Polilla, Popper, Chiflon, Jatuchai y Choi, se turnaban para llevarme hasta la estación más cercana. Pero desde la desaparición de Polilla todo se fue un poco a la mierda, como decía mi viejo en los tiempos en que se veía el sol, el cielo, las estrellas y demás boludeces poéticas. El martes pasado fue uno de esos días. El lunes había hecho un calor mortal, sesenta y cinco grados dijo la radio, y mis pies estaban más que contentos. Pero ya durante la madrugada me desperté porque sentía que alguien me quería arrancar el dedo gordo con una pinza. Ahí supe que ese día no me iba a mover de la cama y que tenía que apurarme para encender la estufa y tener preparado los respuestos de querosén antes de que el dolor me impidiera caminar. Recuerdo que el día que estaba por entrar a la salita, Choi me dijo: papurri, el trasplante de pies es de lo peor que hay.
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2 comentarios:
espero que la foto no sea de tu propiedad, pobre jiraf!
un beso
jaja, no mary, por suerte nuestros pies gozan de buena salud...
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