domingo, 23 de noviembre de 2008

Solía ser una chica moderrrna!!!!

Momento de alpedismo, trato de escribir. Trabada, muy trabada. Entonces me pongo a ver textos viejos. Después de todo, no estaban tan mal. Me cagaba de la risa, era una chica moderrrna. ¿Qué me pasó en todos estos años? Les paso el primer capítulo de mi primer novela inconclusa. Después vendrían otras. Pero la verdad que pucha, me toy volviendo clásica.
Adio.

Ubicación en Tiempo y Espacio

Madrugada del 30 de diciembre de 2001. En realidad el 31 estaba naciendo. El primer año de la era de acuario ni siquiera pasaba sin pena ni gloria, sino que transcurría con pena de más. Apenas 10 días antes Argentina explotaba y renunciaba el presidente Fernando de la Rua. Para el 30, el día de mi cumpleaños, ya estaba renunciando otro más: Adolfo Rodríguez Saa. Aquel día mi intención era desentenderme de las noticias, para olvidarme de que no había nada que festejar. Mi mamá, tratando de cambiar mi patético humor, propuso ir a cenar a un lugar con fama de ser siempre agradable, con música y gente que se propone ser feliz. Pero ese 30 de diciembre el clima del restaurante distaba de ser así: estaba casi vacío y la única música de fondo que se escuchaba era la de la televisión, con el discurso del flamante gobernante anunciando su renuncia.
Queríamos liberarnos y por eso nos levantamos de la mesa y volvimos a casa para comer una picada compuesta básicamente de sobras, pero por lo menos la música que se escuchaba en la compactera era la que yo había elegido. Así transcurrió el cumpleaños más triste de mi vida, pero por suerte, el 31 estaba naciendo y el martirio de un fracasado día de gozo se terminaba. A falta de algún estímulo externo, traté de combatir el insomnio con un hábito entre orgiástico y onanista, entre social y apático, entre verdadero y falso: prendí la computadora.
Elegí el icq, aquella maravillosa forma de comunicación para esta nueva sociedad individualista, en la cual uno puede contactarse con otra gente usando la propia personalidad u otra inventada. Yo siempre detallé mis gustos, no quise mentir, no por estar plenamente conforme conmigo misma, sino quizás, para ahorrar futuras explicaciones. Una especie de grito virtual que decía “soy esto, tómalo o déjalo”.
Mis dedos frenéticos en el teclado hacían que el tiempo transcurriera más rápido, pero de todas maneras, ya me estaba empezando a aburrir. Cuando estaba a punto de desconectarme del cyber mundo para intentar dormir, un perfecto desconocido apodado Astroboy me manda un mensaje que dice “Knock knock, felíz cumpleaños”.



I


- “Muchas gracias”, contesté.
- “Pura casualidad, justo miré tus detalles y parece que tenemos muchas cosas en común, por ejemplo, según estoy leyendo, veo que tu nombre es Marina y te gusta Herman Hesse. ¡A mi también me encanta!”
- “¡Qué bueno! Demian es mi libro favorito, después leí otros que me gustaron mucho, como El lobo estepario.”
- “A ver, sigo leyendo y puedo comprobar que te gusta...Oscar Wilde.”
- “Si, me encanta.”
- “Noooooooo.”
- “¿Por qué no?”
- “Porque Oscar Wilde y Herman Hesse no tienen nada que ver.”
- “Ya lo se, pero me gustan ambos. Hesse es reflexivo y se ocupa de la mente, en cambio Wilde habla de la belleza como valor.”
- “Wilde no me gusta para nada, en fin no podíamos coincidir en todo.”
- “No, es cierto” – coincido- “Bueno, como puedo ver en tus detalles, tu nombre no aparece.”
- “Disculpame, mi nombre es Astro. Pero ya que nos estamos conociendo, ¿no tendrías una foto tuya para mandarme por este medio?”
- “No, no tengo ninguna cargada en la máquina, ni bien tenga una prometo mandar”

Era verdad que no tenía ninguna foto para mandar desde la computadora. Pero en icq, como abunda tanto la mentira, cualquiera podía pensar que no estaba contenta con mi aspecto físico y que prefería ocultarme. En mi caso particular, no estaba ni conforme ni desconforme: entraba en la categoría de una chica de 23 años “completamente normal”, ni alta ni baja, ni gorda ni flaca, ni linda ni fea. El único rasgo característico que me puede distinguir de una muchacha promedio es que soy voluptuosa, al estilo de las actrices del neorrealismo italiano, pero eso prefería no decirlo enseguida, no porque me guste o me disguste, sino porque tenía miedo que la otra persona pensara de que yo me estaba mandando la parte.
- “Que lástima” –contestó – “Necesito con urgencia tener una foto tuya”
- “ Bueno, dije que ni bien tenga una te la voy a mandar.”
- “¿Y cómo voy a saber que es verdad que no tenés ninguna?”
- “Mirá, lo que te digo es tan cierto como que te llamás Astro.”
- “¿Estás segura de que eso es cierto?”
- “No, pero elijo confiar en vos. ¿Hago bien o mal?”
- “Cambiemos de tema, pero quien te dice que me mandes tu foto, yo te mande la mía nos gustemos y seamos novios. Hasta suena lindos nuestros nombres: Marina y Astro”.
- “Jajaja. Bueno, supuesto Astro. Prometo que ni bien tenga una foto te la mando, porque mi scanner murió, y ya lo velé y lo enterré”.
- “Bueno, pero entendé que el hecho de que me mandes tu foto es una necesidad urgente para mi. Pero mientras tanto, te voy a hacer unas preguntas”.
- “Pregunte, nomás”
- “Decime como sos, gorda flaca, no se.”

Cuando en un diálogo virtual, las preguntas son planteadas con respecto al físico, prefiero no mentir, así que la respuesta inevitable apareció en su monitor.

- “Soy delgada, pero voluptuosa, se puede decir.”
- “¿Y eso que significa, que sos culona?”

Con un poco de vergüenza prosigo...
- “Soy culona, pero por sobre todas las cosas, tetona.”
- “¡Me encantan las chicas tetonas! (Esto me salió del alma, sin preámbulos).”
- “Mire usted.”
- “Pero no me dejes así, tirame tus medidas, por favor.”
- “Bueno, te las digo. ¿Para que tanto preámbulo, no?
- “¡Si, por favor! Pero decime si estoy acertado ante este pronóstico: ¿estarás más o menos en los 100-60-90?”
- “Le fallaste un poco de arriba: en realidad, tengo 90, porque mi espalda es extremadamente chica. A las demás medidas sumale un par de centímetros más.”
- “¡Necesito tu foto ya!”
- “¿Tanto te entusiasmaron mis medidas?”
- “Si. ¿No ves que estoy enamorado?”
- “Si, si, ja ja ja.”
- “Hablo en serio.”
- “No, no hablas en serio.”
- “¿Por qué lo decís?”
- “Porque no podes sentir amor sin siquiera conocerme.”
- “¿Y vos como lo sabés?”
- “No me gusta utilizar la palabra saber, porque eso implica certezas, y soy partidaria de que las certezas no existen, por eso voy a utilizar la palabra concebir. Yo concibo al amor como algo muy fuerte. Por eso no uso ese término con demasiada frecuencia.”
- “Mirá que sos complicada. Yo en cierto modo, también lo soy.”
- “Y yo opino que sos misterioso, porque hasta ahora solo hablamos de mi.”
- “¿Qué querés que te cuente?”
- “No se, describite un poco.”
- “Te puedo decir que soy muy muy lindo.”
- “¿Y es realmente verdad que te llamás Astro?”
- “Me tengo que ir a dormir, buenas noches.”

Y se desconectó de la computadora.

6 comentarios:

Jirafas dijo...

la modernidad te sentaba muy bien
hay una línea de inocencia que, al menos en esta parte, conecta cada palabra del texto provocando ganas de leer más. no sé si esa línea se ha perdido con el tiempo, pero, en todo caso, celebramos la aparición de aquella frescura.
en definitiva, nico nos ha degenerado :P

Anónimo dijo...

Jajajaj, y no sabés Fede, después sigue muuuuuuuuuucho mejor!!!!!!!!!
El personaje de astroboy es digno de Mati.
Si, perdí la inocencia, o nico me degeneró.
En conclusión, me cagué de la risa y a la vez se me piantó un lagrimón.
Te mando el archivo completo (32 hojitas que se leen de nada). Sin duda, el cap final es el mejor de todos.
Besos!!

Juli_TheStrange dijo...

jajajaja
SI!.. el memostro este blog! Por eso mismo!!!
Bueno... son muchos fedes, yo me confundo!
Que bueno que te guste el blog!
Yo seguire pasando por Jirafas!

besos!!!

Siesta escandalosa dijo...

Y? Cómo sigue?

Anónimo dijo...

Sigue y mucho más bizarro. El personaje de Astroboy no se puede creer. Puede que después postee más.
Beso.

¡Jotapé! dijo...

¿No publicaste más de esto?

Me enrosqué, me doy cuenta que soy un chusma, me encantan los diálogos ajenos.