martes, 29 de julio de 2008

Mímesis

Regresamos al living. Ni Pascula ni yo mencionamos algo sobre lo que habíamos visto. Virgilio miró nuestro silencio, pero cuando estuvo a punto de decir algo, se dio vuelta y caminó hacia la cocina. Pascula se tomó la cabeza, luego me miró y después suspiró, así, rápido, con unas gotitas de saliva que, junto al aire, se le escaparon de la boca. Nunca había visto de ese modo a Pascula, preocupado por algo, y creo que él tampoco se había sentido antes de esa forma, porque ese suspiro, mucho más que el reflejo de un sentimiento, era una invocación al olvido. Caminó hacia un ventanal del living y empezó a observar lo que desconocíamos. Yo permanecí en el medio de las direcciones elegidas por ambos, un punto de inflexión que no era tenido en cuenta por nadie, a mitad de camino de la cocina y a mitad del ventanal. Un simple punto que apaciguaba las directrices extendidas entre lo extraño y lo conocido para sopesar, quizá, la insensatez de aquella realidad. Pascula volvió a reiterar “esto es un flash” y unos segundos más tarde, Virgilio reapareció con una mesita móvil donde traía algo para comer y beber. Dejé a un lado mi disposición sobre los medios, y me concentré en la bandeja. Desde el ventanal, Pascula remarcó el aroma de lo que había traído Virgilio. Virgilio le agradeció y lo invitó a que se acercara, pero Pascula le pidió que lo aguardase un momento, porque en la calle un montón de monstruitos se batían a duelo. Virgilio le dijo que eso, en esta época del año, era algo común y agregó que parte de la especie ingresaba en una calentura desenfrenada donde no dejaban títere con cabeza.
–Esto es un flash –dijo Pascula y Virgilio me miró y ambos sonreímos.
–Igual, quedate tranquilo, porque no se meten con nadie que no libere las hormonas que indiquen que quieren ser cogidos.
Pascula se acercó a la mesita, Virgilio nos dio un vaso a cada uno, brindamos y bebimos un poco. Le preguntamos qué íbamos a comer y con esa pregunta impuse en nuestras mentes el recuerdo del frigorífico.
–Esto está hecho a base de tetas y esto otro a base de nalgas.
Pascula fijó su vista en mí y pude ver un gesto aterrador y un intento de suspiro como el que había hecho tiempo atrás, aunque ahora apenas llegaba a reproducir una aflicción en tentativa. Dejé de concentrarme en Pascula y pasé a observar a Virgilio y noté que Virgilio nos miraba a los dos, a mí y a Pascula. Las tetas y las nalgas me llevaron a desconfiar incluso de lo que bebimos y así fue como dejé de mirar a Virgilio para concentrarme en el vaso.
–Prueben, que está rico –dijo Virigilio y tomó un bocadito de lo que estaba hecho a base de tetas. Me resistía a creer en sus palabras, pero lo cierto era que esa resistencia sucedía en una fragilidad espantosa. Por primera vez me sentí ajeno a ese mundo y, anticipándose a mis expectativas, también por primera vez sentí miedo. Pero mayor sorpresa me causó Pascula que, sin aparentar asco o remordimientos, tomó uno de los bocaditos a base de tetas. Debió haberle gustado porque enseguida tomó otro y después otro y luego cambió por un par de los de nalga. Bebió de lo que había en el vaso y me dijo –quizá con otras palabras– que dejara mis prejuicios a un lado y comenzara a comer ese manjar. Virgilio reforzó aquel enunciado de Pascula al tomar varios bocaditos y señalarme el plato para que los imitara.
–Esto es una joda, ¿no?
–Mirá Mandrake, sé que no estás acostumbrado a que te sean tan sinceros de entrada, pero yo con la comida no jodo. Como te dije, esto es a base de tetas y esto otro, a base de nalgas.
–Quedate tranquera, Mandre, y probá que no pasa naranja –dijo Pascula, que pasaba del terror a la normalidad de un modo que a mí me contrariaba.
–Además, te recomiendo que comas esto, que es lo único que no te va a hacer mal. De hecho, yo sólo como lo que cocino y espero, por su salud, que ustedes también lo hagan.
Imité. Esa fue la única manera que tenía para saciar el hambre, que a esa altura del día y de los acontecimientos era bastante. Imité la naturalidad de Virgilio y la insolencia de Pascula: primero degusté un bocadito de teta, luego uno de los de nalga y acompañé cada uno de los bocados con la bebida –que jamás supe lo que era–. Mientras comíamos hablamos muy poco, y por lo general lo hacíamos cuando Pascula interrumpía con algún comentario. En una de esas interrupciones preguntó por la vida en la ciudad, a lo que Virgilio respondió que todo sucedía como en cualquier otra parte del mundo, sólo bastaba caminar un poco para darse cuenta de eso. Pascula quiso saber cuándo iríamos a recorrer la ciudad y Virigilio dijo: no te apurés, primero hacemos una siestita así por la noche estamos pila pila, ¿les parece?

8 comentarios:

Siesta escandalosa dijo...

Uy. Cortó en lo mejor. Digo yo: no podemos adelantar un poquito la entrega de la saga? De martes en martes se hace muy largo de esperar.

Jirafas dijo...

no sé si podrá adelantarse demasiado, pero haremos todo lo posible.
besos

elastichica dijo...

Me encantó! Las primeras frases de las dos entregas son divinas... Whikolet tiene algo de Rayuela, especialmente por la chica casi normal salvo la boca torcida. Parece la parte de Paris. En cambio, ésta es más en el living de Traveller... muy lindo Jirafitas.

Anónimo dijo...

Saludos, muy buen Blog, pasa por el mio cuando quieras



Luis

Jirafas dijo...

elasti,
demasiados elogios, de todos modos, gracias por la lectura.

luis, ahi nos damos una vuelta.

saludos

Satamarina dijo...

Hola Jirafa.
No recuerdo haber entrado a su blog...salvo que haya cambiado de "plantilla". Tampoco si nos "conocemos" de antes ó no.
saludos

Anónimo dijo...

Elastichica: ¿Qué? paren un poco de comparar a una de las jirafas,con CORTAZAR!!!!.
En otro comentario del blog,hace meses,nos parece,alguien la comparó con BOLAÑOS que,si bien tiene algunas cosas no muy buenas,es un escritorazo,pliiiisss,dejen de flashear,loco,no deliren tanto.
Estimada jirafa:por ahora tus páginas parecen más tus experiencias oníricas -o no-pero todo más tuyo que ficción,bien escritas,claro;se ve que hay taller de escritura de largo tiempo,hay utilización correcta de técnicas narrativas y talento natural... pero de ahí a que comparen tus escritos con los de eximios escritores es inquietarlos cruelmente en sus refugios nirvánicos.Te falta todavía un ratito más. Hay otro comentario que trata de "sublime" un ¿poema? jirafiano con una sola metáfora aceptable -la cadencia de la noche- lo demás es,desafortunado y ofensivo y grosero (esa noche no saludaste ni a tu hermana) sí señor,aunque se enojen las jirafas y la fila de admiradores (no queremos decir adulones aunque es la sensación de muchos de los que visitamos este blog) queremos decirte que estuviste malicioso en la primera respuesta y muy agresivo en la siguiente. Si hubieras contestado con respeto más que con las vísceras -ésas que queremos que pongas en tus escritos- chapeau para vos,jirafa,pero así no,loco;además la girl en ningún momento te agredió,leímos el comentario y nos pareció que,al contrario,te revelaba como un amante apasionado:"lobo con dientes de perlas" está muy bueno, aunque no sea de ella (nos parece haberlo leído en alguna parte de un libro de henry miller) en fin, te perdiste contestar como un verdadero "lover" de ésos,que aunque no sepan, simulan conocer a las mujeres. Ésos son los que nos gustan a nosotras, las "minas"; ah,y que tengan sentido del humor:
condición imprescindible,jirafa. Eso mismo: im-pres-cin-di-ble


Saludiños tiernos.

Thelma Maria Brandán;Nicolasa
Gneco(nico),Muriel Pires (muri) todas de la facultad de filosofía y letras.

Pd.No tenemos inconvenientes en mandar nuestros mails , siempre que alguno de ustedes escriba,uno al menos,de los suyos,o su nombre verdadero,aquí,en público,de lo contrario,nones, hay mucho "bicho" suelto por ahí al acecho de nuestras compus.

Anónimo dijo...

Hola, como va?, muy buen Blog, voy a seguir pasando, cuando quieras pasate por el mio, Saludos!! que andes bien


Luis