jueves, 3 de julio de 2008

Mi marido

Como diría Leo Dan, no estoy "ni comprometida, ni casada, ni nada", sin embargo existe un hombre hermoso, elegante, educado, culto y clásico al que suelo llamar "mi marido". Lo conocí en un trabajo con muy poco charme, en donde estábamos obligados a usar uniformes horribles que nos quitaban todo tipo de singularidad. Pero fue el día en que me vió sin uniforme cuando "mi marido" dijo: qué curvas, qué armonía, sos como una aparición, una walkiria.
Por supuesto, quedé fascinada. Un hombre hermoso me llamaba walkiria y con esa sóla palabra me sentí como Charlie en la Fábrica de Chocolate.
Un tiempo después, llegaron los uniformes, y a pesar de que la ropa opresora borraba todo rastro de singularidad, ya nos habíamos reconocido, y en cada rasgo que nos era propio, comenzamos a querernos. Por suerte, el amplio espectro cultural de "mi marido" albergaba un espacio para lo kistch y así fue como empezamos a hablar de esa película que mucha gente de nuestra edad supo amar: Reality Bites, o Generación X, si se prefiere. "Mi marido"la recordaba con especial cariño y dijo: en ese cine pasó algo con ese chico con el que histeriquéabamos desde los catorce. Había mucho ruido en el ambiente y yo pensé: ¿dijo chico? Nah...
El ruido blanco sirvió para excusarme y hacerme preguntas del estilo ¿dijo novio?, no creo. Pero por suerte "mi marido", al ser un sentimental, siempre cargaba un pequeño álbum de fotos para que sus seres queridos lo acompañaran en los momentos hostiles, y cuando me mostró a su ex (un alemán en zunga), ya no había más espacio para la duda.
Desde entonces, nuestra relación se hizo aún más estrecha. Mientras él me miraba fumar en algún recreo que nos tomábamos, me hablaba de sus aventuras, yo de las mías y no dejábamos de reírnos. Compartíamos la furia por el destino laboral tan triste de dos personas tan excelsas y nos burlábamos de las autoridades que parecían maestras de EGB pasadas de Rivotryl.
Nuestro trabajo dejó secuelas en nuestros compañeros y en nosotros (mucha gente intoxicada por lo que servían en un comedor presidido por un fascista, además de serias consecuencias mentales o calenturas sin sentido). Pero como para las autoridades opresoras todo era belleza y felicidad, decidieron cerrar esa etapa con un brindis hipócrita. Después del cuarto champagne, mi marido y yo nos dijimos "te quiero mucho", "yo también", "si no fueras gay te re doy", "si no fuera gay yo te daría también" "cuanto amor, sólo nos falta irnos al lado de la jefa y darnos piquitos". Fue entonces cuando "mi marido", para mi sorpresa, dijo "¿vamos?"
También para mi sorpresa, lejos del piquito "mi marido" me chantó un beso, y otro, y otro más. Así obtuvimos nuestros cinco segundos de fama. Algunos compañeros, horrorizados. Otros no dejaban de aplaudirnos, y más aún nos aplaudían porque todos sabían que "mi marido" era gay. Fuimos Bonnie & Clyde por una noche, pero desde entonces, jamás dejamos de besarnos. De hecho, somos el matrimonio perfecto: nos damos besos, nos contenemos, yo cocino, el trae el vinito y nunca tenemos sexo.
El me dice las cosas más hermosas del mundo, esas que me hacen sentir que todo lo lindo que hay en mí no está destinado a la papelera de reciclaje. Además, "mi marido" nunca deja de hablar bien de mi persona, con las seguidas consecuencias de que los chongos de turnos me odien y su madre me ame.
Pero la mejor cualidad de "mi marido" es la sinceridad. Por supuesto que sus padres saben que a él le gustan los chicos. Pero ya desde la distancia (viven a unos cuantos kilómetros de nuestra gris ciudad), prefieren la amnesia inducida. Según "mi suegro", esta técnica de no retener ningún tipo de pensamiento le sirvió más de una vez para lidiar con una vida demasiado ajetreada.
Mientras "mi suegra", que quiere vender la casa en Buenos Aires para comprar una más chica, le dijo a "mi marido": la puedo poner a tu nombre, en el caso de que te quieras casar con Celina...

Esta noche, conoceré a los padres de "mi marido". Ayer cuando hablaba por teléfono con él dijo: hace mucho que mis papás quieren conocerte, pero no quería exponerte a esta situación, a lo que me dijo mamá, pero bueno, ahora que lo pienso mejor, podés pasarla pésimo pero también podés mirar todo desde otra perspectiva, hasta podría ser material literario.
Me encantaría, le dije para después agregar: pero no me des besos frente a tus padres que van a pensar cualquiera.
Ya compré las masitas. Ahora sólo queda la noche que después contaré. "Mi marido" poco ortodoxo, con fines también poco ortodoxos, debe ser el primer chico que quiere presentarme a sus padres. Y su madre (sin duda) debe ser la primer madre que quiere que yo me case con su hijo.
Cheers!

5 comentarios:

Mari Pops dijo...

muy bien!
Mucha suerte con los suegros y .... que escriture!

Rosa Lejana dijo...

¡Eso es como recibirse de "toda una mujer"!
Felicitaciones.

Anónimo dijo...

vengo del blog de barban
sobre este post: jajaj, totalmente, todo el perfil de mujer de 30, pequeburgues y soltera. si tiene gato, cartón lleno.

Anónimo dijo...

Mary, jajaj, gracias, aunque jamás podría escriturar de ese modo. No olvidemos que en los tests de facebook sobre los simpsons me sale que soy Lisa. (Malditos escrúpulos, grrr)

Rosa, que grande!!!! Bienvenida y gracias!!! Como toda mujeeer, yo me entrego al amoooorrr....


Enano, thanks!!! 30 todavía no, esperaremos hasta fin de año para eso!!! Por ahora monetariamente estoy abajo del pequeburgués, pero lo ansío y llegado el momento descorchó un champú!! Y el gatito, como vivo sola, no lo tengo por una cuestión de principios! (Si tengo uno en la casa de mamá, una bola de pelos hermosa que se llama Liam)

Besos para todos!

Anónimo dijo...

NUEVAMENTE MI QUERIDA CELINA...SIMPLEMENTE...CHAPEAU...

BESOS,
FC